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Once y postres

Las Once chilenas

La once es una comida de media tarde, nacida de la mezcla de la picardía nacional y los refinamientos importados desde Inglaterra

La tradición cuenta que las abuelitas, reunidas alrededor de un buen bracero, tomaban mate y para calentar el cuerpo y mejorar la circulación de la sangre, le agregaban Aguardiente y leche. Como el alcohol a media tarde no era bien visto, las viejitas hacían un guiño llamando a su reunión de mate y bracero, Las Once. Once letras tiene la palabra aguardiente.

Pero la sofisticación de la mesa nacional vino de la mano de manteles blancos y servilletas bordadas a las cinco de la tarde, donde además del té inglés, se comían biscuits y cakes. De la unión de estas dos tradiciones surgió la Once, donde los dulces chilenos tuvieron una excelente acogida. Algunos de los cuales nacieron en la tranquilidad de los conventos de monjas, con manos celestiales y azúcar a destajo.

Alfajores

Los alfajores chilenos son mucho más sencillos que los argentinos. Dos simples “hojas” delicadas, unidas por una capa de manjar espeso. Especiales para invitar a tomar unas ricas onces

Arrope de uvas

Salsa dulcísima de uvas negras y azúcar, es un preparado de la zona central de Chile, especial para postres y endulzar algunas frutas. También se prepara arrope o miel de melón, frambuesas y alguna otra fruta de la estación.

Calzones Rotos

Típicamente chilenos, esta preparación es un halago especial para las onces, espolvoreados con azúcar flor, es una tirita de masa de harina, mantequilla, huevos, ralladura de limón y si es para esos días de frío invernal, donde sólo se teje, se le agregaba aguardiente la mezcla.

Chancaca

Azúcar sin refinar que se utiliza en la preparación de varios postres chilenos, como el Mote con Huesillos, las sopaipillas y picarones pasados y como endulzante de los mates con aguardiente. Se vende en panes duros que deben remojarse o bien golpearse hasta obtener trozos.

Chilenitos

Este pequeño dulce de hojaldre, manjar y yema de huevo batida y azucarada, engalanaba los convites y las reuniones de señoras muy compuestas que hicieron del “Five O’Clock Tea” una tradición, a la que se ajustó este representante infaltable de la repostería chilena. Las “palomitas” de Curacaví los vendían a la pasada de la antigua carretera del camino a la costa desde Santiago a Valparaíso. Hoy, se pueden adquirir a la entrada del Peaje de Angostura o en cualquier pastelería tradicional de la zona central de Chile.

Dulce de Alcayota

La alcayota es un fruto parecido a un pequeño melón, con el que se prepara un dulce para untarlo con pan. Es tradicional de la repostería chilena y tiene una textura hilachuda que no a todos gusta.

Dulce de Membrillo

Nada más colegial que un membrillo machacado a golpe de bolsón, con sal, para el recreo. Sin embargo, como hoy por hoy se lleva la colación en una bolsa hermética y los niños comen más que nada snacks, la tradición perdura en este dulce que sirve de postre por si mismo, o bien, en una torreja sobre una hallulla para la once.

Empolvados

Estos dulces forman parte de una de las más tradicionales preparaciones de la repostería Chilena, la cual se expresa con unos delicados y esponjosos empolvados hechos de harina, yemas y claras de huevos, polvos de hornear y chuño. Una vez horneados y rellenados con manjar, se espolvorean con la azúcar flor más fina para dejarlos blancos y tentadores del paladar más exigente.

Palmeritas

Pastel de hojaldre y miel, nace en la repostería de El Quisco y El Tabo, en el litoral central de Chile, con un origen discutido entre una antigua Panadería Italiana y su contrincante Española. La disputa sólo dio mejores resultados y se lo comenzó a llevar de la costa hacía Santiago, como un recuerdo del verano y los balnearios concurridos, donde además de las palmeritas, se vendían churros rellenos y cuchuflís.

 

Pan de huevo

Este pancito redondo, hecho de harina, leche, azúcar flor, polvos de hornear, huevos y mantequilla, acompaña a los escolares de Chile, desde marzo hasta diciembre. Es dulce y espolvoreado con azúcar flor, probablemente originario de alguna mano de monja que deleitaba a sus pupilos con esta colegial preparación.

Picarones

Siempre hablamos en Chile de quien fue el inventor del hoyo en los picarones, esta masa frita con un agujero al medio, se hace con zapallo, levadura, huevos, harina y leche. No es absolutamente chileno, pero la preparación que se realiza de los Picarones Pasados, bañados en una especial salsa hecha de Chancaca, chuño, cáscara de naranja y clavos de olor, es absolutamente nacional, especial para los fríos días de un invierno sureño.

 

Torta de milhojas

Si hay algo absolutamente latinoamericano en la repostería chilena, eso es el manjar blanco o dulce de leche. Cuenta la historia, que las monjas un tanto superadas por los métodos de guardar y mantener la leche, la cocinaban a fuego lento y le agregaban un par de huevos, algo de canela y mucha azúcar, haciendo una crema de leche espesa y dorada. Así nació el manjar blanco o simplemente manjar, el cual fue prohibido en las exportaciones del Nuevo Mundo hacía la rancia Europa, por considerarlo casi un pecado de gula y lujuria debido a su delicado y tentador sabor dulce. Así fue como los europeos se perdieron el manjar y nosotros lo aprovechamos con una torta especial, hecha de delicadas hojarascas de harina, manteca, agua, huevos y una pizca de sal. La tradicional torta de manjar se rellena con el dulce pecado y almendras molidas. Especial para los cumpleaños de una tía solterona, para que peque de lujuria al menos una vez en su vida.