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de 22. Diciembre 2018

Petroglifos del valle Calabozo, Maule


SE RECONOCEN LAS HUELLAS DE LOS ORIGENES DEL MAULE, EN TORNO A LOS PUEBLOS ANCESTRALES

La Fundación Trekking Chile organizó una excursión científica patrimonial para “reconocer el estado de conservación del sitio arqueológico” y “evaluar el interés turístico-cultural” para poder establecer una estrategia de promoción del área, con el fin de evitar su avanzado deterioro erosivo del sitio y además de generar lineamientos para acompañar en la campaña de postulación del sitio a la Unesco, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.


Quien visite este maravilloso y apartado cajón de la cordillera del Maule no podrá quedar indiferente frente a un conjunto de características geológico-petrográfica-geográficas muy particulares del cajón del Calabozo y que, probablemente, fueron las que llamaron la atención de los indígenas para convertir al lugar en uno de los principales centros de arte rupestre del país. Para F. Schubert es un sitio altamente significativo, ya que es un lugar que concentra la mayor cantidad de petroglifos en un mismo espacio geográfico acotado. “No hay otro lugar –en Chile- que conozca que tenga más de 1.000 dibujos inscritos en la piedra”.

CALABOZO, UN PAISAJE CULTURAL DE ARTE RUPESTRE DEL MAULE, COMO FORMA DE APROPIACION SIMBOLICA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

Por su parte, para R. Stehberg -que emulando la visita de su compañero de trabajo y amigo personal de labores arqueológicas Hans Niemeyer que dio a conocer con un gran inventario dicho sitio de Calabozos a la comunidad científica- significó “recrear la expedición ocurrida hace más de 40 años atrás por Hans a lomo de mula”. Stehberg afirma que “es un sitio asociado a una geografía sagrada, en donde las poblaciones originarias –autores de los petroglifos– sacralizaron el lugar con sus diseños en la roca, reinterpretando distintos elementos de la naturaleza –flora y fauna- circundante que generan un espacio simbólico-mágico de alta significación cultural para estos primeros habitantes del Maule, en donde la Cordillera, el Río, el Sol, los Astros y Planetas son parte de todo un ethos integrado que le da un gran sentido de pertenencia para ellos. Así se reconocen huellas de manos y pies –que son marcas generacionales de ocupación y también hay estilizaciones artísticas que dan cuenta de un mapa conceptual del área”.

“Así de acuerdo a la cosmovisión animista la naturaleza estaba habitada de seres donde destacaban los espíritus de los ancestros, habitantes del mundo subterráneo y las deidades superiores que poblaban el cielo. La presencia de rasgos notables como vertientes, nevados, cavernas, fuentes termales, volcanes y rocas con texturas, formas o colores sobresalientes eran indicio de la presencia en el lugar de espíritus poderosos”.
Se plantea como hipótesis de trabajo que “distintas agrupaciones indígenas del curso superior del rio Maule acudían todos los años al lugar para realizar sus principales ceremonias religiosas, comunicarse con sus ancestros y deidades superiores y reforzar los lazos sociales. Esperar el solsticio de verano, realizar observaciones astronómicas, dibujar petroglifos, consumir chicha, ofrendar alimentos y libaciones líquidas a los ancestros, bailar, cantar y concertar matrimonios debieron ser las actividades principales desarrolladas en el lugar”.

La variedad de dibujos en las piedras (petroglifos), se obtenían fácilmente mediante el raspado de la pátina roja de la superficie dando origen a un diseño de color blanco. De esta manera figuras biomorfas como improntas de manos y pies de adultos y niños, humanos esquemáticos, serpientes; figuras fitomorfas como maíz y otras plantas; figuras geométricas como líneas onduladas paralelas, enrejados, laberintos, conjuntos de puntos, triángulos con y sin rellenar, signo escudo y, figuras abstractas difíciles de identificar fueron poblando el lugar cubriendo todas las superficies planas disponibles. “Las figuras son fáciles de ver caminando por el lugar pero no escapa al observador que miran directamente al cielo. La superposición de figuras indicó que el lugar fue ocupado en distintas ocasiones, posiblemente durante los últimos siglos anteriores a la llegada del conquistador español”. En definitiva eran “centros ceremoniales” y “observatorios astronómicos”.

SURGEN NUEVOS HALLAZGOS ARQUEOLOGICOS EN EL SITIO DE CALABOZOS JUNTO A LOS PETROGLIFOS DE ARTE RUPESTRE DEL MAULE

Pero la novedad de esta expedición, fue la localización de nuevos elementos ecofactuales de carácter arqueológicos encontrados. Se trataría de un conjunto de “piedras tacitas” identificadas en un panel rocoso que contiene petroglifos “estilo guaiquivilo” y un mortero identificado en el área. Lo anterior “vendría a dar más pistas sobre el tipo de habitantes, que se asentaban en dicho lugar y que da cuenta de nuestros verdaderos antepasados maulinos, en su origen ancestral”; según Morales.

Este lugar -es según la Ley 17.288 del Consejo de Monumentos Nacionales- un lugar protegido por el imperio de Ley, como Monumento Arqueológico Nacional- pero que sin embargo no cuenta –hasta el momento- con ninguna protección física del lugar ni señalética ad hoc para su resguardo y preservación – quizás por su inaccesibilidad geográfica y vial al lugar- pero que si tiene todos los méritos y atributos para ser declarado Patrimonio de la Humanidad ante la UNESCO; y lograr su conservación futura para el conocimiento científico y educación de las nuevas generaciones de Maulinos.

Son dados a conocer por Ruben Stehberg, Alejandro Morales y Franz Schubert

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